TRAUMA

Cuando lo que nos ocurre o presenciamos supera nuestras capacidades de integración y procesamiento afectando nuestra capacidades para mantener la organización psicológica, estamos frente a un trauma.

Es una respuesta emocional compleja que sigue a la exposición a un evento o serie de eventos que son emocionalmente difíciles de procesar o que sobrepasan la capacidad del individuo para afrontarlos de manera efectiva. Estos eventos pueden ser únicos o pueden ser crónicos y repetitivos

La esencia del trauma radica no solo en la naturaleza del evento mismo, sino también en la interpretación subjetiva del individuo y su capacidad para manejar las emociones que surgen como resultado. Cuando las emociones y los recuerdos relacionados con el evento son tan abrumadores que el mecanismo habitual de procesamiento emocional de una persona no puede manejarlos, el trauma puede desarrollarse y persistir.

Algunos puntos claves:

  1. Respuesta individualizada: La experiencia traumática es profundamente personal, y lo que es traumático para una persona puede no serlo para otra. Esto depende de una variedad de factores, incluyendo la historia de vida previa, la resiliencia personal, y el contexto social y familiar.

  2. Procesamiento emocional: Las personas con trauma a menudo luchan con un procesamiento emocional adecuado. Pueden experimentar emociones intensas y a veces contradictorias, como miedo, tristeza, ira, o culpa. Estas emociones pueden ser difíciles de procesar y aceptar, lo que puede llevar a estrategias de evitación, como la represión de recuerdos traumáticos o el aislamiento emocional. Las reacciones emocionales posibles posterior a un evento traumático son estados de shock, terror, irritabilidad, sentimiento de culpa, rabia, dolor o tristeza y embotamiento emocional. Además, estas reacciones se pueden clasificar en emocionales (por ej. dificultad para sentir alegría, disfrutar, y experimentar sentimientos de amor y cariño), cognitivas (recuerdos intrusivos del evento, pensamientos culposos, disociación), físicas (reducción de la respuesta inmune, del apetito y el deseo sexual, perturbaciones gastrointestinales) e interpersonales (externalizaciones de culpa y vulnerabilidad, desconfianza, sensación de abandono o rechazo).

  3. Impacto en el funcionamiento diario: El trauma puede afectar significativamente el bienestar emocional y físico de una persona, así como su capacidad para funcionar en la vida cotidiana. Esto puede incluir dificultades en las relaciones, problemas en el trabajo o la escuela, y dificultades en la toma de decisiones.

  4. Trastornos relacionados con el trauma: En algunos casos, las respuestas al trauma pueden conducir a condiciones clínicas como el trastorno de estrés postraumático (TEPT), donde la persona sigue reviviendo el evento a través de flashbacks y pesadillas, evitando situaciones que recuerdan al trauma, y experimentando una elevada respuesta de alerta. Depresión, trastornos de ansiedad, disociativos, adaptativos, de la personalidad, somatomorfos y suicidalidad. Además, una consecuencia de la traumatización crónica y acumulada es el Trauma Complejo, la cual puede tener diversos orígenes, tales como trauma de separación temprana, pérdida de figuras primarias, situaciones de negligencia, violencia de género, exilios o migraciones prolongadas, persecución política, entre otros.

Dentro de los factores determinantes del trauma encontramos:

  • Magnitud del evento o de las consecuencias asociadas.

  • Contexto vincular del evento.

  • Intensidad o continuidad de la situación amenazante.

  • Características personales.

  • Etapa del desarrollo.

El enfoque terapéutico para tratar el trauma a menudo implica ayudar a las personas a procesar y integrar sus recuerdos y emociones traumáticas de manera saludable. Terapias como la terapia cognitivo-conductual, la terapia de exposición, y la terapia de procesamiento de trauma, entre otras, están diseñadas para ayudar a las personas a enfrentar y recontextualizar sus experiencias traumáticas, permitiéndoles recuperar un sentido de control y mejorar su capacidad de afrontamiento.

Trauma e Infancia

Dado que la infancia es un período de vulnerabilidad, los cuidadores cumplen una función de barrera de protección y exposición a estímulos acordes a la etapa del desarrollo.

Un tipo particular de trauma complejo es el trauma vincular, que consta de una serie de experiencias de abandono o negligencia en períodos de vulnerabilidad que conlleva a mecanismos desorganizantes en la infancia (al ser fuente de búsqueda de cuidado y temor a la vez). Presentan consecuencias negativas importantes que se presentan de forma física o emocional, pero no verbalizadas (experiencias disociativas) y que toma diversas formas como discontinuidad en el relato o atención, vacíos en la memoria o microamnesias, sensaciones corporales y/o emocionales inexplicables.